La financiación colectiva de proyectos inmobiliarios, conocida como crowdfunding, viene ganando terreno en Perú como alternativa para abordar el déficit habitacional y diversificar las opciones de inversión.

Este método permite que múltiples personas, a través de plataformas en línea, aporten pequeñas sumas para financiar la construcción, compra o renovación de propiedades, eliminando la necesidad de grandes capitales y facilitando el acceso a retornos atractivos.

Crowdfunding inmobiliario en la vivienda social: ¿Qué tan seguro es?

El crowdfunding inmobiliario de vivienda social se posiciona como un refugio seguro frente a la morosidad y el riesgo que afectan otros segmentos de la construcción en el Perú. De acuerdo con Vacher, el déficit supera los dos millones de viviendas, lo que mantiene a la demanda muy por encima de la oferta.

“En la vivienda social, el reto principal es construir con suficiente rapidez, no vender las unidades”, detalla el directivo. En este segmento, la posibilidad de una burbuja inmobiliaria se descarta, ya que el mercado permanece insatisfecho y, aun en periodos económicos adversos, el modelo muestra solidez y resiliencia.

Desde el punto de vista normativo, el mercado peruano cuenta con reglas claras y plataformas específicas autorizadas. Inversiones.ioPrestopolis e Inversiones Neurona son actualmente las únicas plataformas de crowdfunding inmobiliario que operan con licencia de la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV).

Vacher subraya: “Es fundamental que los inversionistas verifiquen que la plataforma esté autorizada por la SMV. Solo así se garantiza la seguridad de los fondos y la transparencia de la operación”. La plataforma concentra sus portafolios en proyectos alineados con los programas estatales Techo Propio y Bono MiVivienda, lo que fortalece la demanda con un subsidio directo y establece circuitos controlados para el flujo de caja.

SMV garantiza transparencia en inversiones de crowdfunding inmobiliario

El proceso de selección y control de los proyectos financiados a través de crowdfunding incluye análisis detallados tanto del promotor como de la obra, exigencia de garantías tradicionales (pagarés y avales), cesión de los flujos provenientes de los bonos estatales y administración de todo el capital a través de fideicomisos independientes controlados por entidades como COFIDE.

Los fondos solo se liberan de manera progresiva conforme el avance de la construcción queda validado por entidades externas. Según Vacher, este esquema de control minucioso permite reducir riesgos para el inversionista y velar por el buen uso de los recursos.

El potencial de crecimiento del crowdfunding en vivienda social es significativo. En mercados desarrollados como Europa y Estados Unidos, explica, el financiamiento colectivo representa más del 80% del total gestionado para este sector. En Perú, aunque la modalidad está aún en una fase inicial, la tendencia es ascendente.

“Solo en 2024, por ejemplo, financiamos más de S/40 millones en proyectos de vivienda social y la proyección para 2025 supera los S/100 millones”, señala Vacher. La falta de madurez del ecosistema en el país implica una oportunidad para captar la demanda y diversificar las fuentes de financiación.

Rentabilidad del crowdfunding inmobiliario alcanza el 30% anual

Uno de los principales argumentos para optar por el crowdfunding inmobiliario es la rentabilidad. Las plataformas no descuentan comisiones de los intereses generados; el total de la rentabilidad va íntegro al inversionista.

De acuerdo con simulaciones de Inversiones.io, uno de los tres jugadores del mercado peruano, una inversión típica de S/1.000 puede reportar S/250 en un año sin reinversión de intereses, o S/280 si se opta por reinvertir mensualmente el rendimiento. La estructura permite retornos efectivos anuales en el rango del 20% al 30%, según las condiciones de cada proyecto y la estrategia del participante.