El mercado se encuentra en un cambio que pone al centro una fuerte demanda por micro departamentos y viviendas compactas, impulsada por jóvenes profesionales que valoran la ubicación por encima del metraje.
En Perú, el 2025 ha comenzado con señales alentadoras para el sector inmobiliario. La demanda de viviendas continúa en aumento, los alquileres se mantienen estables y ciertos distritos muestran rentabilidades por encima del promedio, según la lectura de tendencias.
Según el último Índice del Mercado Inmobiliario de Urbania, la rentabilidad bruta por alquiler en Lima Metropolitana promedia el 5,2%, pero distritos que poco a poco emergen en este mercado, como Surquillo, alcanzan más del 6%.
Esto se debe gracias al crecimiento urbano en zonas como San Miguel, Jesús María y Pueblo Libre, donde la cercanía a universidades, centros de trabajo y servicios básicos impulsa la ocupación, ofrece condiciones ideales para quienes buscan calidad-precio y valorización a largo plazo.
El mercado se encuentra en un cambio que pone al centro una fuerte demanda por micro departamentos y viviendas compactas, impulsada por jóvenes profesionales que valoran la ubicación por encima del metraje. Este cambio demográfico representa una oportunidad para el inversionista que sepa leer el nuevo perfil del inquilino y adaptar su estrategia.
Por ese motivo, modelos como el co-living, el alquiler temporal y otras formas flexibles de arrendamiento han ganado terreno, generando retornos incluso superiores al promedio en zonas bien conectadas. Esto sumado a las nuevas herramientas que permiten monitorear tendencias de precios, identificar distritos con mejor proyección y calcular el tiempo estimado de retorno de inversión.
Por otro lado, los proyectos certificados con estándares ecológicos tienen una creciente demanda y mejor valorización. El perfil del comprador o inquilino de hoy busca eficiencia energética, accesibilidad a transporte público y espacios comunes funcionales.
Es cierto que, como toda inversión, el mercado inmobiliario no está exento de riesgos. Sin embargo, en comparación con otros instrumentos, ofrece mayor previsibilidad y una fuente de ingreso residual. Con una buena asesoría, el 2025 es un año más que propicio para apostar por los inmuebles como herramienta real de crecimiento patrimonial.
En tiempos donde la incertidumbre política y económica se acerca a tiempos electorales, tener activos tangibles, ubicados en zonas de alta demanda, respaldados por datos y acompañados de herramientas digitales de análisis, puede ser una buena decisión para cuidar el capital y hasta multiplicarlo.
Deja tu comentario