El negocio inmobiliario es un negocio de personas, consiste en una adecuada relación entre sus participantes. El agente inmobiliario, es el mejor puente que permite unir y conectar al propietario de un inmueble, con una familia o una empresa que busca comprar o alquilar una propiedad.

Lo primero es generar confianza en nuestros clientes, ya que nos confían uno de sus logros más importantes de sus vidas, que en casi todos los casos, es el producto de mucho esfuerzo y de muchos años de trabajo.
Entre otros, los pilares más importantes sobre los que podemos sustentar una buena calidad de nuestro servicio son:

Conexión y Cortesía: La proactividad, el tacto, la iniciativa y el entusiasmo, están dentro del marco de la ética profesional de un buen agente inmobiliario.
Es preciso contar con una auténtica vocación de servicio, que permita brindar una atención personalizada tanto al propietario como a los potenciales clientes interesados en la propiedad.

Conocimiento: Un agente inmobiliario es un especialista en Bienes Raíces, cuenta con los conocimientos y la experiencia suficientes para ofrecer un servicio de calidad a sus clientes.
La formación profesional y su actualización permanente son la clave para lograr el éxito en su gestión. Conocimientos de Marketing digital, liderazgo empresarial, relaciones interpersonales, conocimientos legales, tributarios y desarrollo de habilidades; son imprescindibles en su formación.
Un buen agente inmobiliario es la mejor guía durante el proceso de compraventa, tanto para los propietarios como para los compradores.

Empatía y capacidad de negociación: Liderar con éxito un proceso de negociación, es una habilidad no tan sencilla, que vamos dominando con los años.

La negociación es el manejo de las emociones, y en el proceso de una operación inmobiliaria, el aspecto emocional se pone especialmente de manifiesto, ya que sus participantes buscan siempre no cometer errores.

El agente inmobiliario debe sustentar técnicamente el más adecuado Valor de la propiedad, respaldándose en un necesario y correcto estudio de mercado, y debe explicar claramente los compromisos legales y tributarios de las partes.

De ser necesario, el agente inmobiliario deberá recomendar o consultar a un abogado especialista en derecho inmobiliario o a un Tributarita según sea el caso, si la operación así lo amerita.
Es su responsabilidad lograr el cierre exitoso de la operación.

La participación de un profesional de bienes raíces, es siempre la garantía de una operación inmobiliaria correcta y ordenada, que tiene como valor esencial, una auténtica vocación de servicio, para con quienes han depositado su confianza en su labor.